jueves, 19 de enero de 2012

Pequeña locura

¡Hola chic@s!
Este lunes pasado, el 16, tocaba salida de 1h 45´, pero el caso es que el día se presentó muy mal para la práctica del ciclismo, amaneció el día nevando, luego paso a ser aguanieve, y agua....
El caso es que después de currar un poquillo y estando en el almacén andaba dudando de si salir o no, porque entre que estaba pinteando, que la temperatura era bastante fría y que ya era un poco tarde no veía la cosa muy clara, pero me dije ¡¡y porque no!! si me estaba apeteciendo bastante salir, a pesar de que parecía una locura también hay ocasiones que no está mal cometer alguna...

Pues ni corto ni perezoso, me cambié, cogí los bártulos y nos pusimos en marcha. La ruta a elegir no tenía mucha opción, salir hacia el valle del Esgueva, esta vez lo haría en lugar de paralelo al río Esgueva saldría en busca del canal, para seguir paralelo a él hasta encontrarme con el río, sin embargo tuve que realizar un pequeño cambio de planes, puesto que a la altura de unas naves me salió un perro y más adelante se veía a otro que parecía que no tenían muy buenas intenciones, el caso es que yo no soy de asustarme con los perros, pero sinceramente tampoco era plan de hacerse el valiente y acabar tirado por el suelo y con algún mordisco, así que nada, a darse la vuelta y elegir otra opción. Dirigí mis pedaladas hacia un pinar que hay arriba del barrio de Las Flores en busca de una pequeña bajada que acaba más adelante del camino que los perros me habían obligado a abandonar.
Aquí nos encontramos con otra dificultad, al poquito de iniciar el descenso el suelo se convirtió por completo en un barrizal, dejando las ruedas y los frenos macizos de ese barro pegajoso que "tanto nos gusta", tocó echar pie a tierra, y andar un buen trecho hasta llegar al camino y limpiar ruedas, frenos, babuchas, botines...
Después de esta parada forzosa me puse de nuevo en marcha, cogiendo charcos para ir quitando barro, hasta llegar al Esgueva, aquí cogimos un tramo del sendero verde que abandone más adelante para entrar en un camino paralelo, os podeis imaginar como estaba el camino... barro, charcos, nieve, un poco el aire de cara, vamos, que me iba haciendo sudar a pesar de las bajas temperaturas, y para colmo, el solillo me había
abandonado y empezaba de nuevo a llover, por lo que controlando el tiempo continué un poquito más y media vuelta. Para la vuelta ya no me compliqué más, camino paralelo al río que me llevaría de nuevo hasta el almacén y acabar con 32 kms bien curraditos.
Una vez allí, manguerazo rápido a la bici, al chubasquero a cambiarse y para casita.
Quizá lo que hice este día pueda parecer una pequeña locura, pero era de estas veces que lo quieres hacer, que más que odiar la bici te hacen quererla más, te olvidas del frío y del agua y te recreas en esa sensación de pedalear con frío, del baho helado que te empaña las gafas, el barro salpicándote la cara, el sonido de las ruedas por el barro, te reconcilias con cuando eramos más jovenes y no nos importaba el tiempo que hacía, habia que salir en bici, jugar al fútbol, al escondite o a lo que fuese... El lunes fue de estos días que me hicieron engancharme más a mi deporte preferido. Llamarme loco, pero si lo soy por ser ciclista en invierno, los soy con mucho orgullo.
¡¡Nos vemos, hastapronto!!

4 comentarios:

  1. Con locos como tú al fin del mundo campeón!!!!!!!

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  2. Y lo bien que saben esas salidas!!!!! Ale ale ale!!!!

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    1. ¡¡Ya te digo, es de estos días que disfrutas de la bici!!

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