Hoy quiero escribir un poco sobre la poca, o ninguna conciencia medioambiental que tenemos. yo no soy ningún ecologista recalcitrante, de esos que no dan su brazo a torcer, de los que cuando protestan dejan las calles llenas de basura, o los ríos manchados de colorante, de los que quieren los montes vírgenes, sin permitir realizar infraestructuras que permitan el desarrollo de una zona pero que luego se quejan de que en invierno no hay un bar donde tomarse un café... Desde luego, tampoco soy de los que quieren que se arrase el monte para construir urbanizaciones, ni que se construya a pie de playa, todo tiene que tener su término medio.
Yo voy mucho a los Picos de Europa, al Valle de Valdeón, y oigo como los lugareños se quejan de las actuaciones de la Junta de Castilla y León impidiéndoles realizar labores que hacían sus bisabuelos y que permitían el crecimiento y conservación de sus montes, pastores, quema de rastrojos y monte bajo, podas... todo ello por meros intereses económicos, ya que ahora o llevan cuadrillas, o se pagan permisos, y eso que ahora parece que se van dando cuenta de que los métodos que seguían nuestros ancentros funcionan bien y son más económicos y ecológicos...
Bueno, a lo que íbamos, la entrada de hoy viene motivada por varios hechos que he visto y leido estos días atrás. El otro día paseando por el monte me lo encontré lleno de mierda, no de papeles, botes, botellas, no, lleno de palets, colchones, somieres, bidones de aceite de 25 litros... mierda que costaba más llevarla hasta allí que llevarla a un vertedero. También el domingo paseando por el Pinar de Antequera, pulmón natural de Valladolid, me encontré un zorro con toda la pinta de haber muerto por envenenamiento, lo que unido a la
aparición en los Montes Torozos de un ejemplar de águila imperial y otro de lobo muertos por la misma causa me hacen ponerme de muy mala baba, por no decir otra cosa. Vale que Valladolid no disponga de zonas naturales extensas y maravillosas, ni que nuestra fauna sea tan rica como en otras zonas, pero, ¡¡joder, vamos a cuidarlo, a disfrutarlo!! Nada como el placer de un paseo por un monte limpio, escuchando el "sonido del silencio", el viento o a los pájaros. O sobresaltarte porque de repente delante de ti sale un conejo corriendo o una perdíz huye despavorida, y no digo nada ya si vemos un corzo o un gamo. Disfrutemos viendo el planear del ave rapáz en busca de comida, del vuelo de las grullas... son cositas simples, naturales, que antes eran muy comunes y que ahora es más complicado ver.
No se si nos damos cuenta de que esta casa llamada Tierra no es solamente nuestra, de que no podemos hacer y deshacer a nuestro antojo, de que tenemos que compartirla, que luego las cosas que dejan de existir no se recuperan. Cada día me parece menos creible eso de que los humanos somos los únicos seres racionales...
¡¡Hasta pronto!!